lunes, 19 de marzo de 2012

Biografía de Tutankamon


TUTANKAMÓN
INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA SOBRE LA VIDA Y OBRA DE TUTANKAMÓN
Con este rey casi finaliza la dinastía XVIII; esta y la XIX fueron de las mas celebres que hubieron en el valle del Nilo. Durante ellas alcanzo su mayor apogeo la hegemonía militar y política de los faraones desde los confines meridionales de Etiopia hasta los ríos que mas tarde van a dar nombre a la Mesopotamia. Las armas egipcias dominaron pueblo, hicieron reyes tributarios y llenaron las arcas con la rapiña de la conquista. Fueron aquellos los tiempos de expediciones lejanas, de invasiones atrevidas, de victorias sangrientas épocas de esplendor donde todo egipcio era soldado y todo faraón guerrero. Los despojos de las comarcas vecinas aumentaban las riquezas, el comercio iba de la mano con el triunfo militar. Asombraban al mundo conocido, las piedras preciosas venidas de la India por Siria, el oro y los marfiles de Nubia, el cobre del Sinab y de Chipre, las ricas pieles de animales exóticos hacían de Tebas un emporio de bienestar y lujo que Homero en la Iliada la llama “la ciudad de las cien puertas, cuyas casas rebosan de te
soros”. Los Amenofis, Tutmosis y Ramses la engrandecieron. Por todas partes resonaba el eco de las conquistas logradas y se reflejaba en el brillo de las riquezas. Los muros de los templos de Karnak conservan aun relatos de triunfos faraónicos. En los escarabajos sagrados que servían de amuletos iban inscriptas las hazañas arrojadas de Amenofis III el gran cazador de centenares de leones “jamás hubo faraón mas dios para propios y extraños “Los reyes hititas ofrecían sus princesas al trono egipcio, que llenaba sus harenes con mujeres asiáticas de excitante
belleza. Y la arquitectura consagrada a las divinidades para la gloria monumental de un pueblo que nos ha trasmitidos en muros su grandeza, los palacios que no llegaron a nuestro tiempo por haber sido de ladrillos cocidos al sol, estaban repletos de muebles artísticos, tapices objetos de loza con el color azul que las hizo
famosa, metales preciosos, valiosos dibujos y pinturas de exquisita delicadeza como los animales y plantas del pavimento de la morada de Akenaton. La gente se vestía con elegancia y refinamiento insólito, las túnicas de pliegues diminutos, las mangas flotantes, las sandalias lujosas, las cabelleras rizadas que llegaban hasta los hombros, los dedos llenos de anillos hacían del hombre de la XVIII dinastía muy distinto de aquellos antiguos de sencilla toga de lienzo y corto faldellín que pisaban descalzos las calles de la vieja Menfis. El arte adquirió un carácter nuevo y en aquella tierra de las figuras faraónicas hieráticas y rígidas en que dominaba la técnica del perfil y el color uniforme, logró tener soltura, movimiento y color

SUS PADRES:

Akenatón necesitaba un hijo que a su muerte le sucediera al frente del reino y que prosiguiera la revolución religiosa que unos años antes había iniciado. Su joven esposa Nefertiti le había dado seis hijas pero ningún descendiente varón.

Preocupada por la situación de inestabilidad política y la amenaza de la ambiciosa clase sacerdotal, Nefertiti busco la más hermosa concubina del reino que pudiera engendrar un sucesor real y asegurar la continuidad del trono.
La bella Kiya; identificada como una princesa Mitanni y según diversas fuentes madre de Tutankamon, fue elegida para gozar de los favores del faraón Akenatón. La joven pronto se hizo imprescindible para el faraón, fue nombrada ‘‘Primera reina secundaria y favorita de su majestad’’pero murió en el parto del Niño Rey. El supuesto linaje del faraón, los celos y el ansia de poder de sacerdotes y oficiales, fueron razones suficientes para que Tut fuese mirado como contrario a sus intereses. Existen corrientes que por su parecido físico y algunas breves inscripciones lo consideran hijo de Amenofis III y de Teie, pero por lo general se le considera hijo de Akhenaton.
Amenofis IV es una figura heterodoxa y revolucionaria en la serie de reyes conservadores de Egipto. Hombre sensible y soñador, en su vida familiar fue verdaderamente feliz, siempre estaba rodeado de su esposa e hijos, en una pintura se lo ve llevando las riendas de
sus fogos
os caballos y con él en el carro la bellísima Nefertiti y su hijito (Tut quizás) al que se le a confiado el carcaj de su padre y la reina manifiesta su alegría con un beso. Se interesó por la filosofía y teología mas que por los negocios de estado. Quiso poner fin a los sacerdotes de Amón y al politeísmo. El dios que quiso imponer estaba simbolizado por el sol’’el gran Atón’’ fuente de toda vida en honor del cual cambió su propio nombre de Amenofis (Amen-Hotep_’’Amón esta satisfecho’’) por Akenaton (Ekn-Aton_’’el que agrada a Atón’ .Para Atón edifico una ciudad a 320Km de Tebas conocida con el nombre de Tell-El-Amarna, edificó allí un palacio y un templo al dios sol de un esplendor que hasta hoy dura. Akenaton no adoraba a su dios como los sacerdotes de Amón, en lo profundo de los templos sino que lo adoraba al aire libre. Nunca construyo de él imagen alguna, Atón se simbolizo por el disco solar, era la bondad misma, el padre lleno de amor hacia lo creado.
SU NACIMIENTO: La familia de Akenaton estaba condenada a la extinción. Su padre era de endeble constitución y todos sus hermanos y hermanas murieron jóvenes y sus hijos también Al hijo de Kiya y Akenaton se lo llamo Tut Ank Aton ’’ imagen viva de Atón’’ que al parecer, aunque se discute la fecha nació en el año 1354 a. c.Desde temprana edad, el faraón niño aprendió las funciones del líder-dios que pronto le tocaría desempeñar. Mientras jugaba en los jardines del palacio veía como su padre rendía culto a Aton, hecho que cuando volvió a la religión de Amón los sacerdotes dudaran de su verdadera conversión.pesar que el niño rey permanecía en lo alto de la pirámide jerárquica de la sociedad egipcia, considerado una figura semidivina, aparece rodeado de consejeros, sacerdotes, altos oficiales, etc., sobre quienes había caído la tarea de organizar el reino hasta que este fuera adulto. NODRIZA: Se llamaba Maya y vivió en Egipto hace más de 3.000 años, en la misma época que Tutankamón. Pero les une más, mucho más que el tiempo en que vivieron. La inscripción que el arqueólogo francés Alain Zivie descubrió en su tumba (hace apenas tres meses) lo confirma: "Real nodriza que alimentó el cuerpo de dios". "No hay duda de que se trata del faraón Tutankamón" dice Zivie, "las inscripciones jeroglíficas dentro de los cartuchos llevan las palabras Tutankamón y Nebkheprure", nombre que adoptó el niño rey cuando fue coronado en 1333 a.C., con sólo nueve años de edad. Ese dios no era otro que el joven faraón Tutankamón" El hallazgo de la tumba no es una casualidad, se debe al tesón de Alain Zivie, director de Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia, que ha dedicado 17 años a excavar centímetro a centímetro la necrópolis de Saqqara, donde ya descubrió en 1987 el enterramiento de Aper-el gobernador de la provincia del norte y visir durante el reinado de los faraones Akenatón y su hijo Tutankamón. La tumba de este visir fue la primera pista de que en el lugar podían hallarse otras de la dinastía XVIII, que gobernó las tierras del Nilo entre 1550 y 1307 a.C. El complejo funerario de Saqqara se extiende a lo largo de siete kilómetros sobre la orilla occidental del Nilo y fue la principal necrópolis de Memphis cuando ésta era la gloriosa capital del Primer Periodo Dinástico (2920-2557 a.C.). Allí se halla la primera de las pirámides, la que ordenó construir el faraón Zoser, cerca de la cual fue desenterrada la tumba de Aper-el. A pesar de la pérdida de importancia de Memphis a favor de Tebas, en cuyo complejo funerario se descubrió el sepulcro de Tutankamón, siguió siendo la residencia de los gobernadores del Bajo Egipto y en su necrópolis, Saqqara, continuaron excavando sus nichos funerarios. La corazonada de Alain Zivie le llevó hasta el Bubasteion, el cementerio de los gatos, presidido por la diosa gata Bastet. Fue allí, en el lugar más inesperado para hallar una tumba humana, rodeada de inmensos templos funerarios dedicados a los animales sagrados egipcios, donde, a más de 20 metros de profundidad el arqueólogo francés limpió de arena con sus propias manos el epitafio que presidía la primera de las tres cámaras de la tumba. Junto a la imagen tallada sobre piedra caliza de la joven Maya dando de mamar a un niño sentado en su regazo ”nodriza que alimentó el cuerpo de un dios” En esta tumba es la única en la que aparece el rostro de Tutankamón lejos del complejo funerario de Tebas. Y la única consagrada por entero a una mujer que no pertenece a la realeza. "Es muy extraño que los antiguos egipcios dedicaran una tumba a una mujer que no era esposa o madre de un rey", explica Zivie, Kiya murió tras el alumbramiento de Tutankamón, sin duda su nodriza desempeño un papel muy importante en la crianza de Tut. La temprana muerte de su padre, anticipó la ascensión al trono de Tutankamón. Rodeado de sacerdotes, consejeros y altos oficiales, reorganizó el reino, restauró la religión politeísta y devolvió la capital a Tebas, siempre bajo la mirada atenta del sacerdote Ay y el general Horemheb. La educación de Tutankamón, estuvo entre Tell Amarna, Tebas y Memphis, en cuya necrópolis "la nodriza Maya fue enterrada como personaje importante y cercano a Tutankamón", explica el arqueólogo francés. El equipo de Zivie, formado por
15 arqueólogos franceses, mexicanos, portugueses y brasileños ha descubierto hasta el momento tres estancias en el primer nivel de la tumba. La primera, situada a la entrada, cuenta con los relieves de Maya dando de mamar al niño dios. En la segunda, están representados los personajes claves en la vida de Tutankamón: Ay, quien le sucedería en el trono, el general Horemheb, último rey de la XVIII dinastía y Ramsés I (fundador de la XIX dinastía), junto a Maya, la ama de cría. En la tercera de las cámaras no se han iniciado las excavaciones por temor a que el techo pueda derrumbarse. Alain Zivie espera encontrar la cámara funeraria con el sarcófago y la momia cuando reanuden las excavaciones. Con los nuevos datos, desvelar el misterio de la vida y la muerte en "extrañas circunstancias" del joven rey, además de la verdadera identidad de Maya, quien pudiera ser algo más que su nodriza. Las crecidas anuales del Nilo, la erosión y la destrucción de edificios para utilizar sus piedras en la construcción de otros nuevos han sepultado las huellas de ciudades enteras, templos y monumentos egipcios, griegos y romanos. En la actualidad, 125 misiones arqueológicas internacionales rastrean el pasado en otros tantos yacimientos en Egipto.SU ESPOSA: Se caso a los diez años con la princesa Ankesenamon, teniendo esta ocho años de edad (hay quien dice que era cuatro años
mayor que él, pero por lo general se acepta que era menor), era la tercera hija de su madrastra Nefertiti y presumiblemente de su padre Akenaton, por lo tanto era hermana suya.
El amor de Tutankamón era total, su amor a Ankesenamon era eterno. Era su
única mujer. La joven pareja pasaba su tiempo ocupada mas en diversiones propias de la edad que en tareas como regentes, pasaban largas horas navegando por el Nilo en canoas de caña. Olvidando los asuntos de estado se dedicaban al amor, la caza y el deporte. Tut, de complexión delgada aparece representado en numerosos relieves de Tell-El-Amarna en escenas de cacerías rodeado de sus servidores. La enamorada esposa obsequiaba al niño rey con afectuosas atenciones, prueba de su amor. Ella, inseparable compañera del faraón salía a cazar en las expediciones que con frecuencia realizaba. En una de las tantas imágenes de Tebas Ankesenamon aparece arrodillada a los pies de Tut, mientras este caza patos con arco y flecha junto a un cachorro de león. La reina, atenta a los movimientos de su esposo, con una mano le señala un pato mientras con la otra le ofrece una flecha. Este continuo asueto era seguido de cerca con recelo por una jerarquía poderosa que veía con desconfianza los juegos de amor y diversión del joven rey y su amada esposa. En el respaldo del trono de Tell-El-Amarna un panel representa a la pareja en una tierna escena en que la joven esposa unge los hombros de su amado que aparece sentado. Se los ve juntos en muchas pinturas mas, en una placa de marfil destacándose su belleza ella entrega a su marido ramilletes de loto y papiro, o cuando le ofrece un amuleto, el "tallo de los miles de años" y le coloca un collar al cuello. Otra de las escenas es la que muestra al Rey derramando un líquido a la Reina sentado sobre un almohadón. Akhesa se dirige a Tutankamón apoyando su codo izquierdo en las rodillas de su marido. Al lado figura la inscripción: "Para la eternidad". La relación afectiva que los unía se manifiesta sobre
todo en un detalle que puede pasar inadvertido pero que es conmovedor. ’’Ambos calzan un solo par de
sandalias con el otro pies desnudo’’.
SUS HIJOS: Su felicidad no era total Ankesenamon estuvo embarazada dos veces con la esperanza de darle al joven esposo un heredero; en realidad, la Reina no podía ser madre ya que le podría costar la vida. Pero de igual manera lo intento. La primera vez perdió una hija al quinto mes de gestación y la segunda un hijo al séptimo mes de gestación, se presume que estuvo embarazada una tercera vez y que el niño nació tres meses después de la muerte de su padre absurdo motivo por el que no accedió al trono, siendo considerado un peligro por los sacerdotes. A los tres años se lo separo de su madre y se lo dio en adopción, no llegando a saber que era hijo de Tut.
SU REINADO: Faraón egipcio de la XVIII dinastía, sucedió en el trono a Sakera el cual había sucedido a Akenaton por haberse casado con una de sus hijas, Merilaton, pero murió dos años después, accedió al trono en virtud de su matrimonio con la princesa Ankesenamon. Tut a lo largo de su reinado volvió el culto a Amón y cambió el final de su nombre, pasando de llamarse Tutankaton a llamarse Tutankamon. . Una vez en la ciudad y superadas las pruebas rituales Tutankamón era ya el nuevo Rey Faraón de las Dos Tierras acompañado por su esposa la Reina Akhesa, Ankhes-en-pa-Amón, "La que vive por Amón", según el clero. El joven Rey volvió a establecer el festival de Opet donde el niño Rey sería un Dios viviente. Y viajaron por Egipto donde quedaron impresionados en Gizeh por la espectacularidad de las grandes Pirámides. Recorrieron dentro de ellas y vieron la magnitud y la magia de sus antepasados, construidas más de mil años atrás de ellos. Quienes ingresamos a las mismas vivimos el mismo sentimiento de majestad que en ellas se vive. Varios momentos de tensión rodearon su corto reinado de aproximadamente 10 años; complots militares, chantajes, espionajes y mentiras, formaron parte del mismo. Su mandato fue próspero para Egipto pero debió luchar junto a su esposa con varios problemas dentro del clero egipcio y con algunos militares que no lo veían como Rey. Por la joven edad del Faraón, no le consideraban un Rey digno para tomar decisiones
de
estado. Sin embargo, demostraría en varias oportunidades la buena toma de decisiones en diferentes hechos. Compartió con Ankesenamon grandes y difíciles momentos durante su reinado...Subió al trono
teniendo diez años encontrando un país descontento por la reforma religiosa de Akenatón proseguida por Sakera que permanecía en la religión tradicional de Egipto. El pueblo no comprendían las elevaciones teológicas del rey Akenatón, proseguía fiel culto de Amón y consideraba herejes a los adeptos de la nueva religión que no contaba con mas convencidos que la familia real y sus cortesanos, siendo la piedad de los funcionarios mas bien fingida por conveniencia que por convicción. La absorción por sus reformas a Akenatón le hizo descuidar la vigilancia de la política exterior y las provincias Sirias del imperio creado por Tutmes III su gran antecesor. En ellas había estallado una gran rebelión que tenía como jefes a los príncipes de las dinastías de Damasco: Abdashista, su hijo Aziru protegidos por Shibiluliuma rey Hitita del Asia Menor, que había comenzado una política de expansión exterior. A la muerte de Akenaton el norte de Siria, Canáan y Palestina se habían desprendido del imperio egipcio, Además los reyezuelos Fenicios eran victimas de las correrías de Azuri.
Tut comprendió que no podía proseguir la política exterior ni interior de su suegro y padre . Entonces procedió a la restauración del antiguo estado de cosas, Traslado la capital de nuevo a Tebas quedando Tell-El-Amarna desierta terminando por derrumbarse. Como cambió la ciudad cambió el culto de Aton por Amón aunque su convicción no fuese del todo sincera, educado como fue en la corte de su padre bajo el culto de Atón. Se sospechaba que seguía en secreto fiel a la herejía de Akenaton .Esto favoreció que cuando Horembed puso fin a la anarquía por las reformas fácilmente pudo oscurecer el nombre de Tut y atribuirse la gloria de la restauración.
Tut Intentó una expedición militar a Siria para recuperar el país y castigar a los rebeldes, pero la empresa finalmente quedó reservada a Horembed,Jefe del Ejército, quien había compartido ya el gobierno durante el reinado del Faraón Akenatón. Lo conocía de joven, fue él quien lo instruyó en las armas. Durante el reinado de Tut conservó gran influencia.Todos veían que el General Horemheb y los sumos sacerdotes planeaban un complot para derrocarlo. El General se veía en el poder de Egipto, con el apoyo de su ejército, los nobles y el clero, y tendría a su lado a Ankesenamon, la mujer que más deseaba. Ese año El Gran Rey-Dios se manifestó a la población victorioso. Las jornadas fueron placenteras y victoriosas para los Reyes. Habían tomado buenas decisiones y firmado decretos que bene
ficiaban a pobladores y pueblos. Egipto estaba feliz y en plenitud. Al General le molestaban estos momentos de victoria. ¿Cómo los jóvenes Reyes habían crecido en las responsabilidades de su cargo? Egipto vivía momentos de riqueza y grandeza. Mientras en Palacio se encontraban compartiendo con los Reyes, el escultor Maya, también Artífice y Superintendente de Finanzas, el Embajador Hanis y el divino padre Ay.
SU MUERTE: Del análisis de su momia se desprende que murió a los dieciocho años de edad, su muerte sigue siendo una cuestión misteriosa pues claramente no se puede afirmar si fue por accidente, enfermedad o asesinato. Existen diversas teorías al respecto:
TEORÍA 1: Por la forma de que el rey Tut fue enterrado, se percibía algo extraño, había indicios y omisiones que hablaban de misterio y intriga
Tut tenía apenas dieciocho años al morir, una edad temprana para los faraones, que disfrutaban de la mejor nutrición y cuidados médicos en el reino más civilizado de la antigüedad.
A 3000 años, Cooper y King a petición del productor cinematográfico Geffen se comprometieron a investigar para comprobar la teoría del homicidio. Para eso utilizaron, libros, publicaciones académicas, rayos X de la momia y fotografías de la
tumba, esas técnicas han funcionado bien y no solo se tiene una prueba sólida del asesinato sino también del asesino.
Sin embargo numerosos egiptólogos consideran la investigación una tontería.
real como ningún otro. En comparación con otras tumbas, la de Tut era una calamidad improvisada. Su tamaño daba a entender que no fue construida para una persona de la realeza. Además la habían decorado con prisa y los murales estaban sucios con manchas de pintura que nadie se molestó en limpiar. Algunos de los exquisitos artefactos que cautivaron al mundo parecían provenir de un almacén funerario, ya que al examinarlos meticulosamente se observó que habían borrado el nombre de otra persona antes de inscribir el de Tut. Incluso el proceso de embalsamamiento que normalmente tardaba setenta días, parecía haber sido hecho con prisa y desgana como si hubieran echado cubos de ungüentos sobre la momia al final, para quizás ocultar algo.
Para aclarar el misterio, Carter en 1925 ordenó un estudio anatómico del cadáver que en lugar de autopsia resulto ser una carnicería. Los ungüentos que saturaban los vendajes de la momia los mantenían pegados, por lo tanto para quitárselos tuvieron que desmembrarla. Al estudiarla literalmente miembro por miembro no se encontró nada sospechoso. Más de cuarenta años después, en 1968 un investigador de la Universidad de Liverpool obtuvo permiso
para tomar radiografías del cuerpo y descubrió varias pistas curiosas. En la cavidad craneal había una esquirla de hueso y en la base del cráneo se observaba un área densa que podría haber sido un coágulo, lo que indicaría la existencia de un golpe potente, tal vez deliberadamente letal, en la nuca.
Para aportar claridad al problema consiguieron las radiografías y las llevaron a un examinador medico, un radiólogo y un neurólogo. Los expertos inmediatamente localizaron mas pistas, Se observan varias micro fracturas alrededor de las cavidades oculares, algo que suele ocurrir cuando la cabeza golpea contra el suelo cuando una persona cae de espaldas, debido a que el cráneo y el cerebro rebotan hacia delante. Además las vértebras del cuello estaban fusionadas, lo cual es síntoma de una malformación músculo-esqueletal llamado síndrome de klippel-Feil. La gente que padece esa enfermedad no puede voltear la cabeza sin girar el torso completo, un defecto imposible de ocultar y que deja a la víctima muy vulnerable a una caída, o un empujón.
Para aprovecharse de la aparente fragilidad de Tut, un criminal antiguo igual que uno moderno, necesitaría de la oportunidad y el motivo. Según estos criterios examinaron todo el antiguo Egipto, pero enseguida se concentraron en el círculo más íntimo de Tut, quedándose con cuatro sospechosos, Malla, tesorero de Tut, Ankesenamon, su esposa, Horembed, su jefe militar y Ay, su visir.
Malla fue descartado, aunque su trabajo facilitaba un trato frecuente con Tut, lo que le proporcionaba los medios y la oportunidad pero le faltaba el motivo. Un regalo en la tumba de Tut lleva el nombre de Malla,
síntoma que sintió realmente la pérdida del joven. Además, cuando la tumba de Tut fue saqueada al poco de su muerte, Malla se encargó de que fuese restaurada y sellada, tarea que se dice realizó con cariño. Por último, Malla era el que menos tenía que ganar con un asesinato, ya que no había ninguna seguridad de que ascendiera con el siguiente gobierno. "Es más", dice King, "se arriesgaba a perder su posición".
Horemheb fue más difícil de interpretar. Cooper y
King especulan que el jefe militar pasó mucho tiempo con Tut enseñándole a cazar y a manejar el carro, actividades que ofrecían muchas oportunidades para fingir un accidente. Si Tut murió cuando los dos estaban fuera, el cuerpo habría empezado a descomponerse antes de que Horemheb pudiera llevarlo a casa, lo que podría explicar el exceso de ungüento en la momia. El motivo más probable de Horemheb para cometer un regicidio sería el de asumir el trono él mismo, cosa que hubiera sido fácil con el ejército de su lado. Pero cuando Tut murió, Horemheb se quedó donde estaba. "Si Horemheb hubiera querido ocupar el trono del faraón, podría haberlo hecho", dice Cooper. Ankesenamón también terminó por ser descartada. La esposa del faraón podía ascender al trono tras la muerte de su esposo, y Ankesenamón podría haberse movido por el ansia de poder. Un escenario más factible sería que pensara menos en ella misma y más en sus herederos. En la tumba de Tut se encontraron dos fetos momificados. Se cree que ambos eran los hijos de la pareja, que habían nacido muertos o prematuros. Si Tut era incapaz de tener hijos sanos, Ankesenamón podría haber querido deshacerse de él para poderse casar con otra persona. Pero Cooper y King están convencidos de que Ankesenamón y Tut eran una pareja compenetrada. Eran medio hermanos y se conocían desde la infancia. Las pinturas en la tumba de Tut los representan como una pareja cariñosa y el hecho de que sus hijos hubieran sido momificados era muy inusual. King opina: "Creo que son síntomas de una familia unida".El único que queda es Ay. El primer ministro, que sirvió en el mismo puesto con el padre de Tut, había sido rey de hecho como consejero del joven Tut, y se había ganado la confianza del chico. (Tut se convirtió en faraón a los nueve años). Es muy posible que Ay ambicionara el trono para sí mismo, posición que asumió tras la muerte de Tut. En la tumba de Tut las pinturas muestran a Ay realizando la ceremonia de la apertura de la boca en el funeral de Tut, función que tradicionalmente se reservaba al sucesor. La viuda de Tut también presenta pruebas
contra Ay. Un artefacto conocido como "la carta hitita" fue enviado por una reina egipcia viuda al imperio hitita, en el territorio que a
hora es Turquía, suplicando que enviaran a unos de sus príncipes para casarse con ella. La autora teme que en caso contrario se vería obligada a casarse con uno de sus "siervos". Ankesenamón, que había sido reina, seguramente consideraría a Ay como siervo suyo. Algunas personas, entre ellas Cooper y King, creen que un anillo antiguo que lleva el nombre de ella junto al de Ay indica que los dos llegaron a casarse, una treta que hubiera dado legitimidad al régimen de Ay. Otros investigadores no se muestran tan convencidos. Según ellos, es una ingenuidad fiarse de las pinturas en las tumbas como evidencia de la naturaleza de las relaciones humanas. "Las pinturas en las tumbas siempre eran felices", dice Rita Freed, del Museo de Bellas Artes de Boston. "Eran retratos idealizados".Además, como la carta hitita no estaba firmada, nunca se ha demostrado que la escribiera Ankesenamón. Un experto francés, basándose en el estilo lingüístico, cree que no fue escrita por la viuda de Tut sino por la de su padre. Del mismo modo, el anillo que lleva los nombres de Ay y Ankesenamón podría indicar bien poco, ya que en el antiguo Egipto no existían los anillos de matrimonio. "El anillo simplemente muestra una relación ", dice Eaton-Krauss. Por muy firme o débil que sea el caso contra Ay, es difícil que ponga fin a las especulaciones. Existen otras herramientas del siglo XXI, capaces de identificar enfermedades y defectos genéticos o proporcionar imágenes más nítidas que los rayos X, que podrían ser más efectivas, y a King y Cooper les gustaría usarlas también. "El comportamiento criminal es el comportamiento criminal", dice Cooper. "Da igual que sea hoy que hace 3.500 años. Hay crímenes que no prescriben nunca.”
TEORÏA 2: La salud de Tutankamón era irregular, en más de una ocasión desfallecía y se descomponía.
El Faraón sufría varias indisposiciones al asumir largas horas de rituales y viajes. Un nuevo rito debería pasar Tutankamon, el nuevo año comenzaba, el Faraón debía ser purificado. En medio del mismo una nueva indisposición sufría el Rey Faraón, vómitos de sangre y bilis que fueron rápidamente disipados. Pronto firmó el decreto declarando al general Horemheb Gobernador de los Oasis y así terminarían con este enemigo cercano que no los perjudicaría más estando en medio del desierto. El Rey debía cumplir la totalidad del rito y así lo hizo. La sirvienta nubia t
rajo uvas que sólo Tutankamón comió. De repente el joven Rey Faraón se levantó de su asiento bruscamente dando unos pasos y cayó. "Me ahogo..." decía, "Ankesenamón..." , sus últimas palabras. Su cabeza cayó hacia atrás y miró fijamente a la mujer que amó. Su única esposa.
La Reina Ankesenamón estaba a su lado. El joven Rey Tutankamón había muerto. La investigación llevada a cabo por la Reina demostró que las uvas se encontraban envenenadas con sustancias tóxicas. Las mismas procedían de los viñedos de los sacerdotes de Karnak. Ellos eran los más peligrosos de todos los hombres, su padre Akenatón no se había equivocado.
TEORÏA 3: Ay y Horembed acordaron que a la vuelta de una cacería el faraón sufriría un accidente. Decidieron no utilizar el veneno porque el ambiente estaba ya muy suspicaz e incluso el propio Horembed había sido invitado a probar la fruta antes que el soberano. Ay contaba con sesenta años y quería una sucesión rápida y segura, así que persuadió al general de que el rey debía morir en un accidente y no desaparecer como pensaba el otro. Respetuoso a la tradición, Ay quería que el faraón tuviera un entierro digno, con lo que pensaba ganarse el favor de la futura viuda.
La cacería había sido buena, el joven faraón, de dieciocho años mantuvo su costumbre de adelantarse al cortejo compitiendo con Ay en una carrera. Un tercer carro se situó junto al del faraón y una de sus lanzas se cruzo en los radios de la rueda. El vehículo volcó sobre el ocupante y aplastó su pecho contra la madera astillada. Pero aún no había muerto y Ay lo remató con un golpe en la base del cráneo bajo la oreja izquierda.
Fue una muerte inesperada y el ajuar que aún no estaba preparado se completó con objetos viejos. los más altos funcionarios acompañaron el cortejo, formado por mujeres gritando que se dirigió valle arriba. La ceremon
ia fue oficiada por Ay, quien quiso aparecer en las paredes del sepulcro, decorado solo en parte por la prisa de los preparativos. Ay lo sucedió en el, trono durante cuatro años al término de los cuales intento dejarlo en manos de su pariente Nakhtmin, pero Horembed estaba al acecho para hacer cumplir el pacto sellado con Ay. Reinó durante doce años, hasta su muerte. El ajuar funerario estuvo compuesto por todo lo que necesitaría en la otra vida. El traidor se apropió del templo funerario, la sepultura que el joven faraón hizo construir para sí y en su lugar le destino su modesta tumba. La joven reina colocó sobre el pecho del cadáver de su esposo un modesto ramito de flores del campo, que contrastaba con la riqueza del sarcófago. Setenta días de duelo oficial, donde la Reina Akhesa, como también se la conocía, era la única autoridad reconocida. Con el cuerpo ya momificado, el sepulcro para el Rey sería el Valle de los Reyes. Allí descansaría junto a sus pertenencias para siempre.
El visir Ay le pedió que se casara con él y lo nombrara Faraón compartiendo así el trono con ella. Akhesa consideró imposible esta postura. ¿Cómo casarse con el enemigo de su padre y el asesino de su esposo? Imposible.
Los funerales se llevaron a cabo, Ya la momia descansaba eternamente y en paz. La Reina había despedido a quien fuera la persona que más la amara en todo el mundo. Junto a él, quedarían depositados todos sus recuerdos para el regreso a la vida. Akhesa supuestamente se cambió el nombre y desapareció para no ser condenada por "Alta Traición" al escribir una carta al Rey Hitita solicitándole un Príncipe para casarse con ella, ante la terrible situación. El texto es un documento histórico y real. Fue hallado hace más de 100 años en Turquía. Dice lo siguiente:"Al Gran Rey de
los Hititas, mi Hermano, de parte de la Reina de Egipto. Nuestros dos países viven en paz y conocen la alegría, gracias a los regalos que intercambian…Hoy sufro una gran desgracia. Soy viuda. Mi marido ha muerto y no tengo hijos. Todos saben que tú tienes muchos hijos. Envíame uno en edad de reinar. Se convertirá en mi marido y será Faraón. Me repugna tomar por esposo a uno de mis súbditos. Si tuviera un hijo, no escribiría a un
Rey extranjero rebajándome. Pero no tengo elección. Puedes creer en mi sinceridad, no intento engañarte. Ya no tengo marido. Dame a uno de tus hijos y lo convertiré en señor de Egipto"…

LA TUMBA: H. Carter ocupa el lugar mas importante en el descubrimiento de la tumba de Tut. Es un arqueólogo de renombre y un maestro en técnicas de excavaciones. En 1890 hizo su primer viaje a Egipto y a partir de aquella fecha le encantó el país con los hechizos de la vida antigua. En 1901 Carpart encontró a Carter junto con Maspero en la tumba de Semufer situada en la necrópolis de Abd-el-Kourna, siendo jefe de excavaciones en Tebas en la misma fecha que Carnavon pisaba por primera vez el suelo egipcio. Carter intervino en el descubrimiento de la tumba de Tutmosis IV en la cual tuvo que entrar arrastrándose. Recomendado por Maspero, Carnavon apoya sus campañas. Ambos excavaron juntos hasta la década de 1920 en Tebas zona rica en tumbas y escondites funerarios conteniendo grandes tesoros históricos; de profundo interés para quien sepa y quiera estudiarlos, que ningún pueblo ha dejado impreso su forma de vida de forma tan o
riginal que vasta con ir a buscarlo a la oscuridad de sus tumbas, allí grabado en piedra en sus paredes o pintado al estuco. El alma egipcia estaba enamorada de la idea de duración y supervivencia; de palacios y casas, solo quedan restos adivinables, en cambio llegaron a nosotros pirámides gigantescas y templos de columnas, escavados en la roca, juzgados como eternos.
Naturalmente el descubrimiento de una tumba como la de Tut produjo gran impresión aunque no fue la primera sacada a la luz, tenía la ventaja de haber sido respetada relativamente por los ladrones. Los altivos faraones se llevaron a sus tumbas un suntuoso mobiliario, espléndidos carros enchapados en oro, trajes de corte, magníficos pectorales cuajados de piedras preciosas y esmaltes purísimos, collares, anillos, lujosos lechos formados por animales esculpidos, vasos de alabastro de exquisita belleza, todo ello conducido a la luz del día en pomposa, solemne, aparatosa y deslumbrante procesión, la visión de tal riqueza no podía ser menos tentadora y el robo era inevitable pasado algún tiempo, la conveniencia de los guardias de la necrópolis, y la oscuridad de la noche ofrecían su complicidad.
La tumba de Tut fue casi una excepción; hasta el momento no se había encontrado en ninguna tumba faraónica tal riqueza intrínseca y extrínseca, hay en ella muebles que aún conservan su brillantez, pareciendo recién salidos de las manos de los orfebres, regias estatuas de oro, un trono por delante del cual pasaron sin duda los trofeos sangrientos y el rico botín que traían a Tebas la victorias de Asia y Etiopía. Al admirar todo esto en el museo de EL Cairo no sabemos si admirar su belleza o su milagrosa conservación que nos podría llevar a creer en algún encantamiento sostenido por Anubis el guardián de las tumbas durante tres milenios.
La campaña de exploración de Tebas comenzó en otoño de 1917, Carter sugirió a Carnavon, su compañero de excavaciones, tomar como punto de partida los vértices de las tumbas formadas por la de Ramses II, Mes-En-Phmab y Ramses IV.En aquella campaña se descombró una importante zona de las capas superiores y avanzó la investigac
ión hacia la tumba de Ramses IV.
Se reanudó el trabajo en esta región en los años 1919 y 1920 y el hallazgo más notable fue un escondite que contenía tres jarrones de alabastro con los nombres de Ramses II y de Mes-En-Phmab procedente de la tumba del segundo. El pequeño valle lateral en que esta situada la tumba de Tutmes III ocupó la actividad de los exploradores en las siguientes campañas y aunque nada de valor intrínseco se hallara se descubrió un hecho arqueológico de interés en la tumba de Tutmes; Descubierta por Loret en 1890 oculta en una grieta de inaccesible sitio algo separada del frente del acantilado. Excavando debajo del valle se encontraron los cimientos de otra tumba que parece fue proyectada por el mismo rey. Es de presumir que mientras se estaba construyendo esta tumba a un nivel inferior le ocurriera a Tutmosis o a su arquitecto que era preferible hacerla en la hendidura abierta mas arriba donde era más posible mantenerla oculta, otro motivo pudo ser que una lluvia torrencial, que suelen caer en la comarca ocurriera en una visita del rey, anegando la tumba haciéndole decidir que su momia tendría un sitio mejor para descansar en un terreno mas alto, cerca de allí en la entrada de otra tumba abandonada se encontraron los cimientos de la de su mujer Megt-Re-Hat-Shep-Sut hermana de la gran reina de este mismo nombre.
Carter abrigó siempre la esperanza de que en algún rincón especial del valle, donde en los tiempos antiguos a los pies de l
a tumba de Ramses IV habían sido construidas viviendas para obreros, pudiera encontrarse alguna tumba de los reyes perdidos quizás Tut. Por si acaso decidieron emplear una campaña en el valle y cortar la entrada a la tumba de Ramses IV y desde allí se marchó excavando hacia el sur, el tres de noviembre se encontraron una cantidad de casuchas que luego de dibujadas fueron demolidas. A la mañana siguiente encontraron un escalón tallado en la roca, se siguió excavando con rapidez y apareció un escalón tras otro hasta once, donde, al ponerse el sol, apareció la parte superior de una puerta cerrada cubierta con mortero y sellada. Persuadido de la importancia del descubrimiento Carter telegrafió a Carnavon que llegó a Egipto el día veintitrés, el día veinticuatro se hallaba libre la escalera y se pudo hacer un examen de la puerta sellada. La clara impresión de los sellos en la parte superior revelaba que la tumba era la de Tut. Examinándose detalladamente la puerta se comprobó que fue abierta dos veces y vuelta a cerrar, la tumba no debía estar del todo intacta pues el robo era evidente, aunque no completo.
En la mañana del veinticinco se tomaron fotos de los sellos y se echó la puerta abajo, detrás de esta se pudo ver un corredor en pendiente de siete pies de altura, obstruido por piedras y cascotes procedentes quizás de la misma excavación, cuando se vació se encontraron mezclados con los escombros; vasijas rotas, jarrones de alabastro, rotos y sanos vasos de loza que sin duda habían servido para llevar agua para la obra de sellamiento de la puerta. El veintiséis se halló una segunda puerta sellada que también había sido abierta y vuelta a cerrar, el momento decisivo había llegado. Con manos temblorosas Carter hizo una pequeña abertura en la parte superior izquierda, introduciendo una varilla de hierro para comprobar si lo que había dentro no había sido rellenado como el corredor, agrandó el agujero y para precaución de los gases nocivos aplicó una vela, luego se asomó para ver, a su lado estaban Evelin Callendor y Carnavon que esperaban expectantes, al principio no pudo ver nada pero pronto sus ojos se adaptaron a la oscuridad y de ella comenzaron a surgir animales extraños, estatuas y
oro por doquier, aquel momento para los que esperaban debió ser una eternidad. Entonces Carnavon le preguntó –puedes ver algo-,-cosas maravillosas – le contestó Carter. La escena fue aclarándose pudiendo ver cada cosa por separado.
Tenía delante tres grandes lechos dorados con sus costados esculpidos en formas de animales monstruosos a la derecha llamaban la atención dos estatuas en negro del rey, tamaño natural con sus faldellines y sandalias de oro, llevando el velo sagrado en la cabeza. En medio de las estatuas había otra puerta que les hizo pensar que recién estaban en el comienzo del descubrimiento y que debían estar en la entrada de una antecámara, seguramente detrás de la puerta habría otra cámara o una serie de ellas, en alguna hallarían al faraón yaciente junto con su magnifico aparato de muerte.
El 27 se instalo la luz tomando corriente del alumbrado del valle que recorre las tumbas importantes para ser visitadas. La puerta, de lejos no tenia señales de haber sido abierta, pero de cerca se notaba que se había hecho junto al suelo un agujero lo suficientemente ancho para pasar por el un muchacho u hombre delgado y que posteriormente se había vuelto a cerrar y sellar.
Todo en la antecámara era asombro, reunidos y amontonados en tan estrecha estancia se veían objetos algunos conocidos pero otros eran nuevos y extraños, no asombraban por el número porque en el periodo que se hizo la tumba de Tut es el mas avanzado del arte egipcio sino por la animación y vida de aquellos objetos, todo llevaba el no
mbre de Tut, eran suyos los sellos de la puerta interior por lo cual la momia debía estar detrás.
Mirando hacia el sur por debajo de los grandes lechos mencionados había una pequeña brecha irregular en la pared, correspondía a una puerta sellada en la que los ladrones habían hecho un agujero pero no lo habían vuelto a cerrar. El estado en que se hallaba la cámara anexa desafíaba toda descripción, en la antecámara se veía un esfuerzo por poner todo en orden luego de la visita de los ladrones, mientras que en esta, todo se hallaba en la mayor confusión tal como lo habían dejado.
Era la antecámara muy pequeña y los investigadores tenían que andar por encima de las cosas, en la entrada debieron pasar por encima de un hermoso vaso de ofrendas de alabastro puro, semitraslúcido con asas en forma de loto, tenía figurillas arrodilladas y en su parte superior los símbolos de la eternidad. Hacia la derecha se veía un gran jarrón cilíndrico también de alabastro y mas allá dos ramilletes funerarios de hojas apoyados en la pared, frente a ellos un cofre de madera pintada, uno de los grandes tesoros artísticos de la tumba, sus pinturas brillantes figuraban escenas de caza en la tapa y de guerra en sus costados mas largos y el rey con figura de león pisoteaba a sus enemigos en los frentes, hacía este cofre recordar el arte persa debido a los manojillos de flores de sus partes claras. El contenido del cofre era un extraño revoltijo; encima de todo se veía un par de sandalias de junco y papiro y un traje real cubierto de cuentas y discos de oro debajo había otras ropas adornadas una de las cuales debió tener unas 3000 rosetas de oro, habían también tres pares de sandalias de gala trabajadas cuidadosamente con cabezal dorado de oro y otras cosas en revuelta confusión. Pasando por alto objetos de escasa importancia, en el extremo norte, estaba la tentadora puerta sellada y a cada lado las dos figuras del rey de tam
año natural en madera, extrañas e imponentes aun, rodeadas y medio ocultas por otros objetos. Hoy aisladas de cuanto las rodeaba resultan más dolorosamente impresionantes, envueltas en un principio en chales de lienzo que aumentaban su extraño efecto. Este muro estaba todo cubierto con mortero, cerrado después de haberse colocado el catafalco de las grandes y magnificas urnas funerarias enchapadas de oro dentro de las cuales se encontró el sarcófago de oro macizo de valor incalculable. A lo largo de la pared del oeste aparecían tres lechos formados en sus costados por animales curiosos, piezas de mobiliario que solo se conocían en pinturas de otras tumbas pero de las que nunca se había visto una. El primero tenia cabeza de león, el segundo de vaca con ternero y el tercero mitad hipopótamo mitad cocodrilo, se componían de cuatro partes cada uno y para poder ser transportadas con mayor facilidad la armadura estaba sujeta por medio de garfios y grampones. Como era costumbre en los lechos egipcios tenían un tablero para los pies en lugar de para la cabeza. Encima, debajo y arriba de tales lechos amontonados sin orden todo juntos y de cualquier forma había una mezcla de objetos más pequeños. En la parte mas al norte sobre el lecho de la cabeza de león había una cama de ébano y cuerdas de lana con un tablero exquisitamente esculpido y mas arriba una colección de bastones delicadamente adornados, un carcaj y cierto numero de arcos reforzados, uno de estos recubierto de oro y decorado con fajas de inscripciones y motivos de animales de un trabajo granulado y de una figura casi inconcebible, como obra de orfebrería. Otro doble arco terminaba en cada extremo con la figura tallada de un cautivo dispuesto de tal modo que su cuello sirviera de mueca para las cuerdas, entre los lechos que estaban debajo había cuatro lámparas de bronce y oro de un tipo nuevo y uno con su torcida de hilo colocada aun en el deposito de aceite, veíase también un vaso de libaciones lindamente trabajado y un cofrecillo con su tapa al revés, de porcelana azul turquesa u oro.
Los descubridores obtuvieron permiso del gobierno para utilizar como almacén y laboratorio la tumba de Seti II que por
su situación escondida en un rincón del valle era la mas a propósito para estos fines. Cada objeto que se levantaba era puesto en parihuelas con almohadillas y sujeta con cuerdas, Se necesitaba gran cantidad de las mismas, no se usaban mas de una vez y se dejaban sin cambiarlas de lugar, luego de muchos preparativos y dispuestos se llevaban en un convoy diario acompañado de fuerza armada, la remoción de objetos pequeños fue fácil pero otra cosa fue trasladar lechos y carros. Era claro que los lechos fueron desarmados para entrarlos y armados dentro por las tirillas nuevas de oro que habían puesto mostraban donde se habían desunido, la forma de sacarlos era volver a desarmarlos pero después de 3000 años los garfios de bronce se habían oxidado sin embargo se pudo desarmarlos pero exigió gran cuidado por su difícil manejo sacar los costados con animales.
Otra cosa fue hacer pasar por el corredor los carros que habían sufrido mucho por el trato que les habían dado. Era indudable que enteros no los habían metido en la tumba y por eso desmontaron sus ruedas serruchando los ejes a esto se le añade que todo fue vuelto patas arriba por los ladrones y el posterior reacomodo que se puso todo de cualquier manera. Otro de los problemas eran los armeses de cuero que expuestos a la humedad se convirtieron en una masa negra aglutinada que cayó no solo sobre los carros sino sobre otros objetos distintos.
Costó siete semanas vaciar la antecámara, los descubridores vieron los sellos de la puerta exterior y concluyeron que el robo debió efectuarse poco después de la muerte del rey y que los ladrones entraron por lo menos dos veces. Enco
ntraron esparcido por el suelo del corredor de la entrada y las escaleras objetos rotos que prueban que cuando se perpetuo la primera profanación el paso entre las dos puertas estaba desocupado y libre lo que hace presumir que el robo fue después de la ceremonia funeraria. Mas tarde el corredor fue rellenado por escombros y cascotes por eso los ladrones que entraron la segunda vez tuvieron que practicar un túnel a través del relleno por la parte superior izquierda. Penetrando por el túnel a la cámara de la tumba pero con la abertura era estrecha se supone que sacaron objetos pequeños. Había una notable diferencia entre el estado de la antecámara y la cámara anexa, en esta última todo estaba en mayor confusión de modo que no había una pulgada de suelo que no tuviera nada. La antecámara presentaba desorden ordenado y a no ser por los sellos rotos se podía pensar que era negligencia de la gente que tomo parte en los funerales. Pronto vaciaron la antecámara y se hizo patente la diferencia citada que se debió al apresurado arreglo y a los ladrones que habían estado mas tiempo en una que en la otra, parte de mismos objetos se veían desparramados en el suelo, otros que debían estar en cajas se veían fuera de ellas , en el suelo, encima de los lechos.
Tirado sobre la tapa de un cofre hallaron un collar , enredado, pero con todas sus cuentas. Detrás de los lechos, en un lugar inaccesible había otra tapa que se veía más cerca de la puerta interior de lo que realmente estaba. Los ladrones esparcieron las cosas en cada cámara pero en la antecámara alguien había entrado y arreglado el desorden. Mas tarde al empaquetar en cajas encontraron mas pruebas, el cofre blanco largo que habían hallado en la parte norte de la antecámara estaba lleno: arcos, bastones, flechas y encima apretado había una colección de ropa interior del rey. Las puntas metálicas de las flechas estaban rotas y algunas se encontraban en el suelo esparcidas por distintos sitios, igual que bastones y arcos que seguramente estaban en el mismo cofre. En otra caja se veían ropas lujosas y en lío y atadas con ellas de cualquier modo barios pares de sandalias, tan apretado estaba todo que el metal de pasar entre los dedos de una atravesó la suela y pen
etro en otra mas abajo, así mismo mas abajo hallamos joyas y estatuillas encima de vasos que se usaban para libaciones. En otra caja había un montón de pedazos de ropa, es para Carter prueba que tal confusión y desorden se debió al presuroso empaquetamiento que dejo las cosas en un estado diferente del que debió tener. En las cubiertas de las cajas tenían rotulo con el contenido pero pocas tenían realmente lo que decía o parte de ello.
La segunda cámara contenía cosas hermosas pero mas pequeñas, de un arte mas exquisito. Había una caja lindamente pintada, una asombrosa silla de marfil, oro, madera y cuero labrado, vasos de loza y alabastro de linda forma, una mesa de juegos de marfil con gravado en colores. El descubrimiento de esta cámara con bastante contenido les produjo efecto calmante, la emoción los había mantenido hasta entonces en suspenso pero ahora tenían un prodigioso trabajo que emprender. En cuento a la responsabilidad que cayó en ellos, no era aquel un descubrimiento cualquiera para ser ordenado en una campaña normal de excavación y no tenían precedentes que nos indicaran como manejarlos. La cosa estaba al margen de todo lo sabido y resultaba de tal modo desconcertante a primera vista que parecía que allí había que hacer mas de lo humanamente posible. Lo magno del descubrimiento los había tomado tan de improviso y sin preparación suficiente para los innumerables objetos que tenían delante, algunos de ellos que era necesario usar sustancias preservativas para poder manejarlos. Mucho había que disponer antes de vaciar la antecámara, tenían que preparar gran acopio de preservación y embalaje y había que tomar mejor concejo en cuento al mejor tratamiento de ciertos objetos, además tenían que ponerlos en sitio seguro, catalogarlos y empaquetarlo todo. Se debía tomar fotos de todo mientras las cosas estaban en el lugar que las habían encontrado. Tenían que proteger lo descubierto de los ladrones y esto obligó a Carter a ir al Cairo y tapar la tumba con grandes maderas, rellenando lo excavado, mientras Carnavon viajo a Inglaterra dejando a Callender al cuidado de la tumba, Carter en El Cairo encargo una puerta de acero el primer día que llego obteniendo la promesa de entrega en tres días. En tanto la noticia del descubrimiento se había esparcido como el fuego de un violento incendio echando a volar toda suerte de invenciones fantásticas.
A su regreso los dibujantes de la expedición se dedicaron a todo lo que les dio el tiempo, sacaron dibujos a gran escala de la antecámara y su contenido...
Para sofocar los rumores Carter y Carnavon decidieron invitar a Lord Allendy y a varios jefes de los departamentos correspondientes a hacer una visita a la tumba y para remitir al diario “The Time” una redacción autorizada del descubrimiento. De acuerdo con esto se hizo oficial la apertura de la tumba estando presente cierto número de funcionarios egipcios notables.
En cuanto a los trabajos fotográficos realizados por Dunton se procedió así: antes de mover los objetos se tomaron fotos con el fin de tener el aspecto general de la estancia, para luz se utilizaron dos maquinas eléctricas transportables de 3000 bujías, la exposición resultaba lenta pero la luz era buena y mas provechosa que los peligrosos relámpagos de magnesio o la luz del día. Aproximada había una tumba descubierta por Davis que servia de escondite ( la tumba de Akenaton) que sirvió de laboratorio fotográfico, además de las fotos se llevo el registro del contenido pues seria indispensable saber donde estaba ubicado cada objeto antes de sacarlo. Naturalmente a todos ellos y a todos los grupos se le daban su número respectivo en el catalogo llevándolo bien prendido cuando eran sacados afuera, pero estos no indicaban el lugar que habían tenido en la misma, cuando era posible se tomaba un orden colocando números a los que estaban en la puerta siguiendo siempre alrededor de la estancia pero no podía negarse que algunos objetos al principio ocultos descubiertos a medida que se fue vaciando caso natural que le tocaba un número fuera de lugar. Esta dificultad se vencía poniendo números impresos en los objetos y fotografiándolos en grupos pequeños, de este modo cada número se veía por lo menos en una foto y duplicando las copias se podía colocar en el archivo para que en una ojeada dijera su posición en la tumba.
La mera operación de s
acar los objetos de un cofre tardó tres semanas, Carter lo relató así: “ A la derecha había un par de sandalias de junco y papiros en perfecto estado, debajo de ello una cabecera dorada y mas abajo un montón confuso de ropas de cuero y oro de lo cual no se podía hacer nada, a la izquierda arrugado y en un envoltorio, un magnifico traje del rey, en el rincón superior cuentas abalorio toscas y oscuras, el traje nos trajo el primer problema que se repetía al tomar la ropa que se deshacía al tacto y aun cubierta por adornos pesados como en este caso particular toda la ropa estaba cubierta de una red de cuentas de porcelanas con discos de oro que ocupaban alternativamente los cuadrados de la red, los disco y cuentas estaban cocidos a la red pero yacían sueltos, al borde del traje había cuentas de cristal de varios colores formando dibujo. La parte superior de la ropa era engañosa, parecía sólida pero si se la levantaba caía en pedazos de las manos. Debajo, donde había estado en contacto con otros objetos era peor su estado, esta cuestión de la ropa y su tratamiento era para nosotros complicado en la presente tumba mas por el trato a la que había sido sometido, si hubiera estado extendida sin arrugas o cuidadosamente doblada y guardada hubiera sido sencillo manejarla. No podía ser peor para nosotros el mal trato que le habían dado al liarla pues varia prendas habían sido revueltas arrugadas y empaquetadas apretadamente dentro de las cajas y mezcladas con los más variados objetos. Respecto a este traje hubiera sido sencillo solidificar la parte superior y tomarla de una solo pieza, riesgo para lo que hubiera debajo, además si hacemos sólida la parte superior corremos riesgo de no sacar la forma ni el tamaño, en el manejo de esta ropa había que sacrificar la tela o el adorno, hubiera sido posible conservar grandes pedazos de tela pero hubiera deteriorado y desarreglado el adorno de abalorios que había debajo, sacrificando la tela y tomándola pieza por pieza podríamos recobrar todo el dibujo del adorno. Esto hicimos más tarde en el museo, un nuevo traje de exacto tamaño al que aplicamos el adorno original.
Restauraciones de este tip
o tendrían mas valor arqueológico que unos pocos, irregulares y deformes pedazos de tela conservada y una colección de cuentas y discos de oro sueltas.
Uno de los más interesantes hallazgos de la antecámara era una caja donde estaban los trajes reales del rey y la reina, si se pudieran conservar por mucho tiempo estos exquisitos y delicados trajes se podrían analizar y estudiar bien. Son de red, evocan la dinastía III, al faraón que llevo en su barco veinte vírgenes para remar solo cubiertas con redes y desde entonces se puso de moda la red.
Los trajes de la tumba de Tut son los únicos ejemplares reales que han llegado hasta nosotros del antiguo Egipto.
Las prendas que contenía el cofre con no poca excepción eran las de un muchacho, creyéndose al principio que el rey había guardado los trajes que usaba cuando era niño, pero mas tarde, en un cinturón y en los discos de unos de sus vestidos se encontró el símbolo real probando que los llevó cuando ya era rey, era apenas un niño cuando subió al trono. Hay otra cosa de notar de los trajes hallados en esta caja y en las otras, muchos de ellos estaban adornados con hilos de colores, algunos eran ejemplo de tapicería tejida semejante a los fragmentos encontrados en la tumba de Tutmosis IV, pero había otros de un notable trabajo de aguja.
En la pared este de la cámara, casi junto a la entrada, había cuatro carros de guerra, amontonados en grandísima confusión; los ladrones debieron volcarlos de arriba abajo con afán de apoderarse de los adornos de oro que los cubrían, con la imposibilidad de meter los carros enteros en el angosto corredor en el entierro debieron ser aserrados los ejes deliberadamente, desmontando las ruedas y amontonando todo junto a las cajas. Estos carros se conocían por los dibujos en relieve de los templos. En siglo XIX se encontró uno de ellos, deshecho en pedazos en un hipogeo del valle de los reyes, decía un arqueólogo que si se podía armar uno entero era un hallazgo valiosísimo pero esto no se logro, de esto se desprende el valor de los carros hallados en la tumba de Tut. Es posible que el rey a pesar de su juventud haya participado en alguna batalla de las dadas en su tiempo. En la tumba de Hor
embed, se hacen alusiones a operaciones militares realizadas en Siria en aquella época. En el museo del Cairo hay un fragmento con una inscripción que recuerda a este general que luego usurpo el trono como compañero de tut en las expediciones “ A los pies de su majestad en el campo de batalla en el día de la matanza de los asiáticos” .
Junto con los carros y mezclados con ellos cosas más pequeñas como jarrones de alabastro, bastones, arcos, cestillos y un juego de cuatro espantamoscas de cola de caballo con mango de madera dorada en forma de león. Para retirar muchos objetos de la cámara hubo que preservarlas allí. Había un par de sandalias con bordados de cuentas cuya suela estaba totalmente carcomidas, mientras estaban en el suelo estaban bien, pero si se las tomaba se deshacían y todo lo que a uno le quedarían en la mano como recuerdo sería un montón de cuentas sueltas, las solidificamos y pudimos manejarlas sin cuidado. Los ramilletes funerarios sometidos a una solución de celuloides pudieron ser empaquetados sin problemas. Una puerta baja situada en el extremo de la cámara daba la entrada a otra sala mas pequeña que las anteriores, la puerta no había sido sellada y haciendo frente a ella un hermoso monumento.
Dentro de la sala había una gran caja de madera cubierta de oro y rematada por una cornisa de sagradas cobras, rodeándola. Se veían cuatro diosas tutelares del difunto, graciosas figuras con sus brazos extendidos de tan naturalidad y tan dotadas de vida en su actitud, de tan piadosa y comprensiva expresión en los rostros que nos hacia sentir sacrílegos. La de adelante y la de atrás miraban lo que tan afanosamente guardaban mientras que las otras de conmovedor realismo tenían sus caras vueltas de lado mirando por encima de los hombros hacia la puerta de entrad
a con aire de estar alerta contra toda sorpresa, estas diosas eran Isis, Gelk’t, Neit, Neft.
Aquello era indudablemente el deposito canópico de los vasos que desempeñaban importante papel en la momificación, eran vasijas de loza, alabastro o madera que servían para guardar las entrañas de los cadáveres momificados. En la puerta se veía la figura del dios Anubis y detrás de el un trineo portátil con una cabeza de toro emblema del mundo de los muertos, a un lado de la caja había montones de cajas algunas negras y selladas excepto una que a través de la tapa se veían estatuillas de Tut de pie y sobre negros leopardos. En la pared mas lejana había féretros diminutos de madera dorada que contenían sin duda estatuillas funerarias del rey; en el centro de la sala cerca de Anubis y del toro se veía una serie de cofrecillos magníficos de marfil y madera adornados con incrustaciones de oro y porcelana azul, levantamos la tapa de uno de ellos y se vio un primoroso abanico de plumas de avestruz con mango marfileño, tan conservados que parecía ser sacados de las manos de quien lo hizo , no faltaban modelos de votes con sus remos y sus aparejos completos, en el norte de la pared había otro carro de guerra.
La mayoría de las cajas tenían sus sellos intactos y todo lo que se veía en aquella cámara hacia contraste con las otras cámaras antes vistas ya que estaba como la dejaron los que hicieron el entierro.
El descubrimiento de la momia regia produjo gran emoción, la cámara funeraria de 17 pies de largo por 11 de ancho y 9 de alto en cuyo centro se hallaban tres sarcófagos de granito cubiertos por planchas de oro que contenían la momia a la vez en otros tres sarcófagos de madera dorada, las paredes tenían imágenes de los funerales del rey así como de la vida de ultratumba inspirado en el libro de los muertos. El cadáver momificado envuelto en las acostumbradas vendas tenia sobre el rostro una mascara de oro y alrededor del cuello cuatro collares de oro y diversos amuletos, en el poncho el pectoral representaba el pájaro “Rá” que simbolizaba el doble del faraón en vuelo hacia el otro mundo y en las piernas y brazos grandes brazaletes. Junto al cuerpo dos puñales de hierr
o y uno de oro finamente cincelados.
La momia estaba dentro de un sarcófago de madera revestido de planchas de oro con el libro de los muertos junto a la cabeza y un frasco de perfume que la reina colocó con el sello de los dos esposos unidos. Este sarcófago tiene la forma antropoide característica y se halla incrustado de lapislázuli y cornalinas siendo las pupilas de la mascara que reproduce los rasgos fisonómicos del rey, de obsidiana. El sarcófago estaba envuelto en un paño cubierto con guirnaldas de flores y estaba colocado en un segundo sarcófago con esmeraldas y jaspe rojo y este a la vez en un tercero sin adornos pero alrededor de cuya cabeza la reina había colocado una corona de flores. El primer sarcófago de piedra que contenía a los de la momia era de cuarzo rosa con relieves incrustados de las diosas antes mencionadas en el se depositaron arcos cincelados, flechas de oro y abanicos en uno e los cuales había tejida en hilos de oro una cacería de avestruces y en otro encuadrado en turquesas y lapislázuli el nombre del faraón, en el segundo sarcófago solo había jeroglíficos y el velo negro de astamena negra bordada con margaritas de plata con el nombre suyo y el sello de la necrópolis real, antes de cerrar este sarcófago se coloco en el, objetos familiares del faraón; dos bastones cuyo pomo representaba al faraón a la edad de doce años , otros bastones de ceremonia de madera rosada incrustada en marfil con filigrana de oro , otro de madera dentro de un estuche de oro con la inscripción “madera que su majestad corto con su propia mano”.
En la pared norte había diez remos mágicos para llevar al faraón a la otra vida y detrás del sarcófago entre dos pequeños quioscos de ébano, el símbolo de Anubis. A lo largo del muro este, tallado en madera y cubierto con un velo negro el “Pat” sagrado del faraón, hacia la puerta el vaso de alabastro transparente que contuvo los perfumes del rey y de la reina y el jarro de cosméticos de alabastro que contenía en la tapa un pequeño león de marfil rosado que sostenían prisioneros grabados en piedra, entre otros objetos dentro de los cuales figuraban puñales, dagas, estiletes guantes de piel bordados en oro. Al pie de los sarcófagos había cuatro jarros de vino y un gran ramillete de oro dedicad
o por la reina...la puerta de la cámara del sarcófago estaba tapiándola los sellos reales y guardándola dos grandes estatuas de madera policromada representando al propio faraón con los brazos llenos de brazaletes y armado con lanza y mazo.
El sarcófago que conserva la momia del rey está magníficamente fundido en oro macizo que reproduce la figura del faraón, cargando en su cuello collares y amuletos, lo representa con todos los atributos de la realeza y el poder, en su mano derecha el cetro en forma de callado de oro y esmalte y en la izquierda el látigo emblema del poder divino. Llevaba el cubre cabeza listado con sus alas cayéndole sobre los hombres y el pecho y pegada al mentón la barba cilíndrica encorvada postiza representaba a Osiris y los faraones la que llevaban unas carilleras indicando como colocarlas. De la frente sale una cabeza de buitre y otra de cobra real. Tiene el féretro unos 2,5 metros de largo y esta todo adornado con piedras preciosas, cornalinas, turquesa lapislázuli, la diosa del alto egipcio extiende sus alas sobre los brazos cruzados del rey, el féretro ostenta inscripciones con su nombre. Encerraba este féretro la momia del rey con cara, hombros y pecho cubierto con una mascara de oro fundido que reproducía su cara, la mascara tiene el cubrecabeza con listas azules de esmalte sobre oro y un peto redondo cuajado de piedras de color, las cejas y el borde de los parpados son de esmalte y las negras pupilas de obsidiana.
La momia representaba un joven de unos 19 años de edad de aventajada talla y delgado (demasiado para gusto de Carter) la gran estatura era propia de los faraones de esa dinastía con el cráneo dolicocéfalo.
En la cámara anexa se encontró un cofre de madera con incrustaciones de marfil en cuya tapa se veían relieves comparables con los delicados dibujos de una moneda griega, pero estaba en mal estado, la tapa había sido arrojada en un rincón y el cofre en otro lado con los pies hechos ariscos, el dibujo representa a la reina y al rey bajo un dosel de flores
y sostenido en el centro por un tronco de vid, los regios esposos sentados un enfrente del otro lucen trajes de corte de media gala el rey ligeramente apoyado en su bastón recibe de la reina la ofrenda de un gran ramo hecho con flores de loto y papiros, símbolos de los dos reinos , sobre el friso interno las damas de honor recolectan frutas de la mandrágoras, arriba de las cabezas figura una inscripción “ el magnifico dios, señor de las dos coronas,(Tutankamon) semejante al sol y su gran real esposa dueña de los dos países, larga vida les sea concedida” . Otros hallazgos fueron unos sarcófagos pequeños con un collar del que pendía una admirable estatuilla de oro y una trenza de cabellos castaños de la reina Tye , su abuela, Se encontraron dieciséis herramientas que los ladrones sacaron de un cofre que por su debilidad hace pensar que no sirvieron de herramientas, su material de hechura es el hierro y hasta el momento no se había encontrado ese material en ningún lugar , solo junto a la momia se había colocado un puñal de mango de oro y cristal pero de hoja de hierro y del mismo metal eran los amuletos colocados sobre el pecho y detrás de su cabeza. Si este metal fuese de uso corriente no se le habría dado este empleo ni reservado este puesto de honor con quien se había derrochado el oro y la plata, hace suponer que el hierro se había conocido durante su reinado, la novedad lo hace metal precioso.
Las ultimas estatuillas son un osorio y algunas de Tut a cual mas delicada. Finalmente lo de notar es el trono perteneciente a Tell- El- Amarna en el cual trabajaron numerosos artistas, en cuyo respaldo tenia en fondo de oro y esmalte las figuras de los reyes acariciándose familiarmente, a su lado el trono de Tebas mas solemne y sin tanto adorno, además se hallo bloques de granito con su sello y un león de granito rojo dedicado por Tut a su abuelo Amenofis III, vasos de alabastro con su sello, estatuillas de piedra.
Una estatua de 54 centímetros representa al personaje real en pie sobre un plantón rectangular y en la espalda un pilar con el fin de evitar partes frágiles en piedras tan duras , la figura erguida manifiesta toda la ley de la frontalidad , con el
pie izquierdo avanzado, los brazos caídos se mantiene solemne como imagen eterna de la realeza que se confunde con divinidad, el faraón aparece desnudo llevando como única vestidura, el paño listado ceñido en las caderas y su tocado de la misma tela sobre el que resalta la serpiente simbólica, sobre el pecho collares y en la mano derecha la cruz con asa, símbolo de la vida divina y en la izquierda el amuleto protector de la diosa Isis, y del cinto sobresale el pomo de un puñal.
Sobre el abdomen de la momia aparece una diosa protectora con sus alas de oro extendidas como si hubiera querido velar durante treinta y tres siglos el descanso del monarca en las entrañas de un monte...Todo el glorioso Egipto de la dinastía XVIII vencedores de los etíopes dominadores de Asia , cargados de riquezas pletóricos de arte se había presentado en una visión prodigiosa a golpe de piqueta el pasado remoto, vivo y naciente de la vida de un pueblo en el mejor medio de hacer su historia.
¿DE DONDE PROVIENE EL ORO DEL TESORO DE TUTANKAMON? La revolución religiosa de Akhenaton provocó el colapso de la burocracia egipcia. El traslado de la capital a El Amarna y la supresión de los templos de Amón generaron una situación de caos administrativo. Una de las consecuencias previsibles de esta situación sería el empobrecimiento sucesivo de la corona. La construcción de la nueva capital y la pérdida de capacidad para recaudar los impuestos tuvieron que generar un colapso en todo el sistema. Si el reinado de Akhenaton se hubiera prolongado diez años mas posiblemente el empobrecimiento de la corte y la desintegración del estado hubieran desembocado en conflictos civiles del mismo tipo de los que asolaron el país durante los periodos intermedios (dinastías VII a X y XIII a XVII). Después del fallecimiento de Akhenaton le sucedió Smenjkare, y apenas uno o dos años después comenzó el reinado de Tutankamón. Como herencia el joven rey obtuvo un tesoro empobrecido, un país dividido y un ejército debilitado. El regreso al culto de Amón y el traslado de la capital a Tebas se describen en la estela de la Restauración. Este acontecim
iento tuvo lugar el segundo año de reinado de Tutankamón. Uno de los cambios más aparentes en la corte tebana fue la modificación en el nombre de nacimiento del joven rey. Tutankaton se convirtió en Tutankamón y los antiguos templos recuperaron su lugar predominante en el estado egipcio. Este cambio de nombre nos permite una datación precisa de los tesoros de Tutankamón. Así, se conserva el trono con el nombre del faraón en el estilo de Atón. Es notable destacar que este nombre no fue modificado después de la restauración, lo mismo que otros valiosos objetos que pueden contemplarse actualmente en el museo de El Cairo. Los escasos objetos con el cartucho en la forma de Atón deben ser anteriores a la restauración. En cuanto a los objetos con el nombre del faraón en el estilo de Amón, podemos deducir que son posteriores a la restauración o que son objetos anteriores en los que se ha modificado el cartucho. Esta posible modificación en el cartucho choca con dos inconvenientes: El cartucho en la forma de Aton es inferior en tamaño al cartucho con el nombre de nacimiento en el estilo de Amón, pero también resulta ser mucho mayor que el cartucho con el nombre de reinado (Nebjeprure). La sustitución de un cartucho por otro no es sencilla. Por otra parte, el hecho de que no se diera importancia a que el trono exhibiera el nombre de nacimiento del faraón en el estilo Atón muestra que no se dio demasiada importancia tampoco a que este nombre se conservara en otros objetos menores. Es por todo ello por lo que podemos ded
ucir que la mayoría de los objetos que muestran el nombre de Tutankamón en el estilo de Amón son posteriores a la restauración, y por tanto, la mayor parte del tesoro de Tutankamón se acumuló en los años que transcurrieron entre la restauración y su fallecimiento, esto es, entre cinco y diez años. La conclusión obvia es que el joven faraón se enriqueció sobremanera al renunciar a la religión de sus predecesores Akhenaton y Smenjkare. Egipto era un imperio pobre en recursos naturales, por lo que la llegada de tanto oro en tan poco tiempo sólo podría provenir de las cámaras de los Templos del Millón de Años fundados por los faraones anteriores. Los sacerdotes de los antiguos templos posiblemente recuperaron su posición de predominio en la vida egipcia comprando con oro la voluntad del nuevo faraón. Es mucho más difícil especular sobre cual era el objetivo real de los faraones al acumular grandes tesoros en los templos que construían para su memoria. Quizás solo se trate de ofrendas religiosas, o puede que en realidad estos tesoros no sean más que un inmenso esfuerzo de vanidad humana, pero también es posible que los faraones fueran más previsores y dotasen a sus eternos guardianes, los sacerdotes de los templos, de los medios económicos que les permitieran garantizar que la memoria del rey muerto se conservaría por al menos un millón de años más. Al menos en el caso de la reforma religiosa de Akhenaton, este supuesto mecanismo materialista de supervivencia de la eterna memoria del faraón resultó ser enormemente eficaz.

(El joven rey dulce en actitud e inocente en su expresión, nos muestra un rostro tierno y afable lo que conjuga la edad atemporal de un dios y la juventud del rey. Más allá de los cánones del arte, algo sucede con la imagen de Tut: sus jóvenes labios carnosos, sensuales y cuasi negroides rivalizan con la inocente quietud de su relajada mirada y las blandas y sedosas actitudes y posiciones de su cuerpo.Sus rasgos son regulares y delicados, su nariz es exquisita, fina y primorosa, sus labios sensuales y aniñados, un rostro ovalado y oblicuo enmarca ojos quietos y tranquilos pero sumamente expresivos. Tut pareció cuidar mucho su aspecto ya que siempre aparece prolijamente acicalado y exquisitamente maquillado.... Un fondo rojizo para su piel, sus labios untados con óxido de hierro humedecido tal vez, sus ojos y cejas delineados con esmero y gracia...)
(Basado en la reconstrucción del rostro del faraón hecho en computadora a partir de los rasgos de las momia)

Carol Romero

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